domingo, 12 de agosto de 2012

miércoles, 28 de marzo de 2012

El diario de una perra Capitulo I

Siempre el hombre equivocado

Pocas veces conoces hombre que te interesen, que te despierten ganas de comértelos. Y con comértelos me refiero a por los ojos capturar cada imagen de ellos, por la boca lamer y pasar cada fluido suyo esperando que algo se quede por siempre adentro tuyo, que sus palabras te penetren el cerebro. Escasas son las ocasiones en que alguien te cautiva y te gusta completo. Pero un día casualmente conoces al hombre que te quita el aliento. Te gusta su risa, sus gustos, te enamoras de su música, te derrites cuando te toca, te mojas de solo recordarlo. Siempre resulta el hombre equivocado.
Pronto sabes que no es tuyo, que con el no tienes nada más que el momento que vives, pueden ser varios motivos por los cuales nunca tendrás una historia con el, resulta que tiene una novia a la que ama y llevan muchos años juntos...no... nunca la va a dejar por ti, puede ser que ella sea mejor que tu, que tu reputación este tan dañada que ni siquiera lo pensaría, en general no eres suficiente, la verdad nunca has preguntado o reclamado, sabes que no tienes derecho a nada con el, y te callas mientras tejes hipótesis que junto con la realidad te hacen sentir peor que mierda de la calle. Adiós autoestima, adiós dignidad, bienvenida la locura y el dolor. El problema esque lo crees mejor que tu.
Sin embargo si le gustas lo suficiente como para acostarse contigo múltiples veces y enseñarte sus películas favoritas, compartirte cigarros en la cama y la música que compone. Puedes sentir que contigo cumple las fantasía que ni siquiera mencionarla a ella o.... te lo imaginas, te llenas la mente de preguntas de ese tipo, no obstante te sigues deslizando en su cama y besándole el cuello como si fuera un dios. Te abrazas a los cocodrilos. Vives fallando en el intento de no enamorarte por que sabes que todo terminaria en una obsesión, después vas a querer tatuarte su nombre, irte a vivir a Alaska o pegarte un tiro en la cien.
Un buen día aparece algún sujeto que te ha llamado la atención y te dices que eres libre.
El tiene novia no tienes por que respetarlo te autoconvences, pero sabes que no eres así. Si le quisiste dar celos erraste. Ahora te sientes y el te hace sentir como toda un puta. Cuando te arrastras en la disculpa te contestó -No importa-  -No eres nada mio- y aunque es lo más cierto del mundo fue ácido en las entrañas, el también es un sadico de mierda. Y ahora mueres por recuperar algo que nunca tuviste y sabes que  reptaras por el piso con tal de tocar esos labios otra vez. Volvemos al ciclo de autodestrucción en el que buscaste a alguien que no puede estar contigo y para justificarlo, soportarlo y no sentirte tan pendeja te metiste con otro.  Ahora hay que buscar en el fondo de tu alma la fuerza para olvidarlo, esperando que el no te tiente por que siempre has estado en sus manos.
Hay una peor opción... que no tenga novia,  por que entonces simplemente  es que tu no lo convences,  en este caso vas a escuchar las mejores justificaciones de por que no es tu culpa, pero todo el tiempo sentirás que si. Puede que trates de mejorarte a ti misma, te mates de hambre, cortes el cabello, aprendas de lo que a él le gusta, compres regalos hermosos para el, aquí ya vas que vuelas para borderline. Al final... el final predestinado, él se cansó de ti, de que pidas más  de lo que quiere darte o de que trates de incrustarte en su vida.
En cualquiera de los casos anteriores te arrastras de dolor por que sabes que ni con todo el esfuerzo lo lograste y te ardes contigo misma por haber desperdiciado tu tiempo, tu dinero, tus noches. Pero no es un desperdicio, piensa que te llevas la mejor parte y el culero es el, hay que escogerlos mejor...ya no meterte en misiones suicidas, solo por que encontraste un hombre que te gusta en todo, no es garantía de que vas a poder. Y aunque también te gusta el sufrir tantito hay que retirarse cuando ya se arriesga la sanidad mental <3 digo la poca que tenemos <3




martes, 27 de marzo de 2012

El tren..

Y aquí estamos otra vez atorados entre las cosas que hicimos de las que no nos arrepentimos y las consecuencias de guiarnos por el deseo, de seguir esa fuerza que empuja hacia otro cuerpo y otros labios. Aun sabiendo que subiendo a ese tren vas a destrozar con las ruedas lo único e importante en tu vida, vas a recojer pedazitos del que amas, de lo poco bueno que has encontrado en la vida. Sin embargo te subes a un tren con pinta de no tener frenos e irse sin paradas a la chingada. Cuando pones un pie dentro acabas con las pocas cosas que te hacen real, estas consiente del grado el daño y la profundidad de la herida. Pero igual lo haces por que en esa noche, en ese fragmento de realidad lo quieres y lo deseas. Arriesgandolo todo cierras los ojos y saltas, podrías morir, mutilarte, nada importa igual lo haces.
Tomas el riesgo, pones la bala en el tambor esperando ganar algo más grande de lo que pierdes al subir, por que no logras lidiar con la insatisfacción de tu realidad por que a pesar de ser un contenedor de defectos... tu lo quieres perfecto, buscas la historia de tu vida pues no estas seguro de haberla vivido todavía.
Pierdes por nada e intentas recuperar, darías todo por reparar el daño, tomas un cuchillo y te cortas un pedazo para hacer un parche de piel tratando de cubrir el agujero, pero ya no depende de ti, que te otorguen el indulto. Ahora rezas por que esa persona vea en ti más profundo que la mierda en la que te sumergiste. A veces cuando el que arrollaste realmente te ama lo puedes superar, eso me han dicho por que hasta hoy no estoy segura de que alguien me haya amado. Normalmente las personas se dan la vuelta al descubrir la bestia que vive adentro.
Algo que nunca podre explicar es por que te duele más a ti que al atropellado.
En ocasiones solo pierdes en tu mente por que no tenías nada, solo todos las historias de tu imaginación en un mundo paralelo. De todas maneras sea real o no lo que perdiste, el dolor de dobla.
Pero igual lo harías otra vez, tomarías el riesgo si hay la mínima posibilidad de que este tren sea el de tu pelicula. Sabes que  amas cada segundo antes de tomar el tren, por fin sientes que esta pasando algo en tu vida, aun disfrutas los recuerdos de viaje antes de descarrilarte. También puede ser que simplemente no eres lo que las personas sanas consideran "una buena persona".

martes, 13 de diciembre de 2011

martes 13 dic

La verdadera comunicación sucede cuando le cuentas al alguien tus pensamientos, las preguntas que te haces todos los días acerca de por que la vida es como es. Cuando le cuentas las historias que te imaginas, cuando le muestras lo que escribes y no te da pena hacerle saber tus gustos más extraños. Cuando dejas salir de tu boca las palabras sin pensarlas primero. Es cuando conectas tu mente por que tratas de expresar lo que realmente estas pensando y si la otra persona tiene los receptores abiertos lo logras.
Es raro que para mi y para muchas personas este tipo de comunicación jamás se tiene con algunas de las personas más cercanas, aquellas que ves todos los días y son parte de tu familia. Viví con mis abuelos durante gran parte de mi vida y así como puedo con certeza que han sido una de las personas más importantes en mi formación también afirmo que jamás sostuve una conversación que me conectara con ellos, jamás supe que pensaban, como sentían, si en verdad eran felices. Podría decirse que es la diferencia de edades, sin embargo este descubrimiento me llevo a preguntarme si con algún miembro de mi familia he sostenido una comunicación real. Me he sorprendido al darme cuenta que lo mismo me sucede con mis padres, nunca les he contado lo que pienso, y no me refiero a los comentarios acerca de lo que sucede en la realidad cotidiana. Si no los remolinos de pensamientos que tienes durante la noche cuando no puedes dormir, las hipótesis que formulas en tu cabeza del por que la vida que llevamos. Vives con ellos pero nunca les cuentas, cuando te quieres morir y el por que. Nunca les cuentas de tus epifanías, del verdadero por que de tus fracasos amorosos, de cuando eres una mala persona, de las frases que se graban en lo profundo de tu mente. Podrías pensar que la relación con mis padres es una mierda y por eso llego a dichas conclusiones, pero no es un caso personal lo que sucede, lo veo en toda la gente que conozco, puedo decir que es por el respeto que según la moral le debes a tus padres, ellos no se deberían enterar de todo lo que haces o piensas por consideración y sanidad mental. La verdad esque no creo en la moral y alguna vez llegue a intentar entablar dicha comunicación pero nunca lo he logrado efectivamente, existe una relación de poder y conveniencia que no se puede ignorar. Los hijos siempre buscamos obtener benficios de los padres, e hijos como yo que siempre hacen cosas que sus padres jamás permitirian o verían con buenos ojos no podemos contar ciertas cosas a nuestros padres lo cual hace imposible una comunicación honesta. Sumando a esto que los padres siempre están en un rol de padre, lo cual no es más que un personaje que facilita criar un hijo, un molde que les permite tener parámetros de como pensar, que permitir y que no, a esa personita que engendraron. Que nadie los enseña a ser padres es una mentira, aprendes de tus padres y de los padres que conoces, es un comportamiento aprendido, más pocas veces reflexivo. Puede ser que por eso me parezcan un poco despreciables la mayoría de los padres ajenos. Quién dijo que por que expulsaste a una persona de tu entraña sabes lo que es mejor para ella, bajo que cánones sabes tu que es lo mejor, que sea tu hijo no te garantiza que se parecera a ti en la forma en que percibe la vida. Ni los padres escogen a los hijos, ni los hijos a los padres, algo que me pregunto es por que teniendo tantos genes en común la comunicación es tan fallida. Será por que nos encerramos en una convivencia que parece infinita, rutinaria, quizás no es buena idea ver las mismas caras todos los días aunque seas familia. Cuando veo a mis amigas con hermanos o hermanas, me doy cuenta que me conocen más a mi que a ellos. En que momento la gente que vive en la misma casa se convierte en extraña viviendo una rutina que solo termina con la muerte. Es raro que la gente con la que vives es la que menos te conoce. Obligados a convivir me pregunto si realmente desean esa vida, o nunca han pensado acerca de ello o creen que no tienen opción. Mis padres, ellos se escogieron el uno al otro y sin embargo, nunca los he escuchado preguntarse -¿Qué sientes hoy?- -¿Qué piensas de la vida?--¿Qué quieres de la vida? -¿Eres feliz?-
Nunca he sabido eso de ellos, supongo que muchas veces no preguntamos por que tememos las respuestas, no obstante vivir años sin preguntarse cosas realmente importantes, sin tener una verdadera comunicación creo que es lo que en verdad mata el amor.
Me pregunto si cuando se conocieron hablaron de todo lo que pensaban, se dijeron todo lo que tenían y después se enamoraron, me pregunto como se enamora la gente pues para cada uno es diferente. Me enamoro cuando cuento todo de mi a alguien y me cuenta todo de sí, le pregunto que le gusta comer, si prefiere dormir de día o de noche, si le gusta leer, eso son solo gustos pero se que nos comunicamos cuando me dice algo sin mucho sentido o difícil de entender, entonces se que esta diciendo lo que pasa por su mente, sin revisarlo antes de salir, en ese momento me enamoro. Me gustan los extraños, siempre me he podido comunicar con ellos. Me fascinan los extraños por que siento que les puedo decir lo que sea y ellos a mi. Alguna vez me embarque en conversaciones online con desconocidos y ha sido de lo más satisfactorio en mi vida. Cuando no tienes un rol en la vida de alguien entablar una conversación que llegue a profundidades extremas se facilita.
Siempre priorizamos cumplir con nuestros roles, seguir en la carrera, lo que hacemos con nuestra mente que no produzca algo útil para la carrera siempre queda relegado. Es tan grande el molde, las necesidades creadas que tenemos para subsistir en la realidad nos apartan de las necesidades de nuestra mente. La necesidad de verdaderamente comunicarnos, de crear incluso si nuestras creaciones no son populares o aceptadas nunca. La necesidad de soledad, de aislamiento, de espacio, de tiempo para no hacer nada más que escuchar nuestros pensamientos. La necesidad estar loco por un tiempo, de cuestionarlo todo.

lunes, 31 de octubre de 2011

ss

El tiempo pasa volando de repente estas una noche en tu cama y es noviembre el año va a terminar y tu apenas puedes asimilar lo que sucedió a inicios de mismo.
Ayer estabas inhalando en un cuarto de lavado y hoy te preguntas que estas pasando con tu vida y a donde te diriges, te percatas de que en un par de años ya no vas a poder decir tu frase favorita para justificarte -No hay pedo soy muy joven-
La vida de todos toma sentido, encuentran trabajo, al amor de su vida, se apasionan por algo y tu sigues en el mismo trip del año pasado, de no saber que quieres hacer de tu vida.
Haces un recuento de lo que ha sucedido en los años pasados y solo puedes encontrar lo mismo, un historia de fiestas y conciertos barnizada con amores casuales y alguno que otro pendejo del que creíste estar enamorada que acabo dandote mucha risa.
Nada sorprendente.
Sigues teniendo esa sensación de que mañana comienza tu vida, de que pronto vas a conocer algún loco que te haga volarte la cabeza y tienes miedo que todo siga igual hasta el día en el que mueras. Quieres romperlo todo y llegar hasta cruzar el limite pero no te atreves por que no sabes por donde empezar.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Estado de putrefacción

Son días en que el orgullo contiene a las lagrimas y toma las medidas indispensables, para que ninguna gota de sal la delate ante todos, oculta la oscuridad con oscuridad misma sobre la mirada. Y los minutos pasan lentos y comienzan ser agónicos, por que debe evitar la pregunta de algún individuo, que note un cambio en el comportamiento cotidiano, ella lo hace muy bien... aveces algún extraño la toma desprevenida pero solo contesta tranquilamente-Estoy enferma-No he dormido bien- El sol le quema la piel y solo quiere regresar a su cueva y encontrarla vacía para no tener que fingir una conversación feliz. Es la mejor alternativa, mostrarse herido te convierte en presa o víctima y aunque a veces desea mostrar la herida gangrenada que sangra, sabe que nadie la ayudara a sanarlo, por que a la mayoría no le interesa ni siquiera intentarlo, solo se acercan por si hay algún fenómeno que pueda satisfacer su morbo, el resto no entenderán el origen ni la magnitud de la herida. En los días alguna luz le alumbra un poco e intenta buscar algún amigo, pero en realidad la nena esta sola y es consiente de ello, entonces comienzan a brotar pequeñas llagas en la piel que arden, el dolor no se compara al que comenzó cuando la herida en lugar de sanar inició el proceso de infección. Sabe que el ardor de las llagas es incomparable al que sentirá cuando los gusanos comiencen a deborarla, pero son demasiadas.
La noche es distinta por que le proporciona un alivio llegar a recostarse en su lecho sin nadie mirando, tal vez si lo vieran sentirían nauseas por que para esta hora el agusanamiento ha avanzado a tal grado que los gusanos comienzan a buscar escapes... circulación, encuentran salida, por los ojos y boca y salen a chorros, negros fríos y sin embargo esta fuente fétida le causa un único alivio.
Pero la fuente cesa su flujo y ella se desconcierta...sigue doliendo mucho, por que no brota nada de mis ojos...entonces comienza la verdadera tortura, un llanto seco... callado, por que el interior esta tan carcomido que es incapaz de emitir un gemido.
Pasan horas y cuando toda la carne putrefacta a caído en pedazos a un lado de la cama y no queda más que un hueco...duerme.
La nena ha estado así muchas veces pero recuerda cada una pues el dolor y la duración han sido cada vez más intensos y le cuesta más soportar el estado, a menudo teme ser incapaz de soportar el sentirlo otra vez y es que cuando la nena experimento la putrefacción por primera vez tenía esperanzas, de que no hubiera siguiente, esta se extinguió la segunda vez que los gusanos vinieron al banquete pero en las consecuentes mantuvo firme la utopia -En la próxima que me visiten no estaré sola- Hace un tiempo asumió que si estaría sola pues siempre lo ha estado, que la serpiente portadora de la infección la seguiría picando en las entrañas hasta el día que terminara por mano propia con su sufrimiento.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Sangre en el piso

Se miró las manos llenas de sangre, el piso de madera se cubrió de carmín. Se acercó a los pedazos de carne y los tocó, con cuidado,con amor, con una religiosidad solo comparable a vestir un santo, un bebé... un niño dios. Besó uno con los ojos cerrados lo aparto y estudió un segundo después abrió la boca y lo tragó sin masticarlo. Con el mismo cuchillo fue cortando pedazos pequeños.
Se sintió satisfecha, llena. Se incorporo como aquella araña pisada que desdobla sus patas para seguir su camino. Fue a la ducha abrió la llave y observo el agua caer, sin parpadear hasta que el vapor salió del chorro. Se colocó bajo el chorro con la ropa puesta y el piso se tiño rosado...pero ella no lo noto, tenía los ojos cerrados y la boca abierta, la sangre se mezclaba con la espuma olor a manzanilla.
Mientras tiraba la ropa mojada al piso recordó sus tardes de la infancia, aquellas en las que se empapaba en la calle y corría por los charcos, para después bañarse con agua hirviendo y el uniforme puesto.
Secó su cabello en la recámara, tardó casi una hora, se puso unos jeans viejos..los favoritos, chaqueta de cuero y botas, saco una maleta pequeña de bajo la cama y la llenó. Con aquellas cosas sin las que no podía vivir.
De un cajón sacó una cartera vieja de charol y contó el dinero dentro, puso la mayor parte en la maleta y el resto en la cartera.
De su cartera tomó las credenciales y algunas tarjetas de credito y las botó en la basura.
Se maquilló en el tocador. Se miró en el espejo tomo las llaves, hizo un repaso mental de las cosas que podía olvidar.
Por último se dirigió a la estancia y observó aquella escena que había de teñido el piso de sangre, un momento deseo limpiar todo, trapear el piso. Pero eso seria una perdida de tiempo. Tomó la cajetilla de marlboro rojos que estaba sobre la mesa de centro, caminó con cuidado de no pisar la sangre.
-El lugar esta echo un desastre- pensó y se largó cerrando la puerta con llave.

Durante todos estos años nunca lo perdono, aunque lo entendía pues era demasiado parecida a él, eso la asqueaba y obligaba a odiarlo más.
En el camino pensaba en las palabras, los reclamos que nunca dijo, paso por su mente gritarlas ahora, golpearlo con los puños cerrados para al final llorar entre sus brazos y decir:

-Te amo Papí-
Pero no había ningún sentido en tan dolorosas acciones.
Pagó el taxi con cambio se paro en la puerta blanca y tocó el interfon. Cuando abrió la puerta pudo ver la sorpresa en sus viejos verdes ojos llenos de lágrimas podridas de no llorarse.
-Hola-
-Hola - ¿Puedo pasar?- La condujo por el pasillo a una pequeña sala de madera
- Si nena que pasa ¿Como estas?¿Y Andrés? ¿Dónde esta?-
-Necesito algo tuyo-
-¿Qué?-
-Necesito tu coche-
-Pero le paso algo al tuyo, ¿estas bien? nena tiene tanto tiempo que no vienes...-
-Solo vine por eso... lo necesito para irme de aquí...- - No quiero hablar más ...¿sí o no?-
Tomó las manos blancas de la nena entre sus viejas manos y entonces vio las múltiples cortadas en ellas. La miro a los ojos y las podridas lágrimas comenzaron a caer, como la gotera de un brazo con las venas desgarradas.
Se levanto y le dio las llaves, quiso abrazarla y decir todas las cosas que debió decir... que ella debió escuchar ... pero ella lo calló con un dedo sobre los labios.
-Esta bien-
Y con una mano tomo las llaves y se largó.
Prendió el estéreo y conectó el ipod, imagino el itinerario mientras fumaba un cigarro y sonrío.

Manejó en un ensueño, en sonambulismo. Su mente recorrió la autopista dimensional que le daba la música. Manos y ojos estaban ocupados en la carretera. Sintió un punzada en el estomago, la digestión había comenzado. Y el pánico matizó sus sensaciones, lento y poco a poco cual luz se va encendiendo en una habitación oscura. Lo que tenía en el estomago no debía acabar en mierda.
Se estaba haciendo de día y paro en un motel a la orilla de la carretera. Pagó en efectivo la habitación y cuando el recepcionista pidió su nombre dio el de su mejor amiga de la primaria. Tomó dos aguas grandes del refrigerador en la recepción y al pagarlas pidió dos bolsas.
En el cuarto puso la maleta en la cama y busco el radio del lugar. Resulto ser una perilla parecida a un apagador. La habitación se inundó de música a una intensidad suficiente para sofocar los sonidos del cuerpo.
Bebió media botella de agua sentada mientras se quitaba la ropa.
Descalza y en ropa interior con la botella en la mano prendió la luz del baño, se paró frente al escusado y metió dos dedos a la boca, pudo escuchar el esfuerzo de sus entrañas por entregar el contenido, empezó a brotar la mezcla, sangre, carne, jugos gástricos, que ardían al salir y un ligero tinte morado del vino que había bebido cuando hablaba con él. Esta vez fue muy difícil sacarlo todo.
Durante años había vomitado miles de cosas, la mayoría con facilidad. Para que no doliera siempre masticaba muy bien. Esta vez no se atrevió a masticar, le pareció ofensivo. Andrés no hubiera querido acabar hecho papilla. Le dolía la garganta, el estomago.
Miró el escusado suspiro y comenzó a sacar los trozos más grandes con las manos y los puso en el lavamanos, tiro de la cadena dos veces y vio irse el resto en un chorro de agua.
Lavó los trozos con jabón de hotel con cuidado, los secó con papel de baño. Fue por una bolsa y los guardo. Antes de cerrarla roció con perfume. Se miró al espejo los labios y comisuras llenas de vomito rosado. Era rosado por la sangre y se lavó la cara pensando que el vomito en el rostro la hacia sentir bien. Limpio los rastros con cuidado, llenó la otra bolsa con todo el papel higiénico que uso para limpiar. Y se largó dejando las llaves del cuarto pegadas en la chapa.

Los parpados comenzaron a caer solos y las manos temblaban. Debía parar para abastecer este cuerpo que estaba a punto de desfallecer.
Paró en un motel cerca de la carretera. Creía que era lunes más no lo sabía con certeza. El sol se estaba metiendo. No sabía la hora, nunca miró el reloj.
El tiempo convencional había dejado de importar. Se mira el reloj cuando se tiene que llegar a un lugar determinado a una hora especifica. En su vida, eso ya no pasaría.
Se encontró en un viejo cuarto , le pareció muy bello, con los objetos exactos, una composición de mobiliario cotidiano que llegaba a la perfección casual. Cosas que parecían haber estado en el lugar asignado desde siempre. Se sintió cómoda. Un cuarto de motel es un limbo. Puedes estar solo en el plan físico, pero la habitación esta llena de gente. Es como sentarte en un ex matadero pues aunque ya no maten animales ahí puedes sentir la muerte en el aire, puedes saber el tipo de cosas que sucedían con solo estar en el lugar. Un motel huele a sangre, sexo, miedo, un olor que nuestro olfato llega percibir gracias a un sexto sentido.
Se quedó en ropa interior y recostó en la cama, sintió que los fantasmas del lugar le brindaban protección y durmió más de doce horas, entre sonambulismos que le permitían ir al baño y tomar tragos de agua. Despertó pero sin abrir los ojos, viendo el interior de sus parpados se mantuvo unos minutos, al abrirlos se percató con agrado de que el sol se había ocultado.
Buscó en el piso su chamarra y saco la cajetilla de Marlboro rojos de ella, encendió un tabaco y tomo la primera fumada con los ojos cerrados, saboreando el humo, sintiéndolo recorrer la ruta habitual, trayendo como consecuencia el efecto deseado, un sopor ligero, exquisito, familiar, miró el cigarrillo en su mano, recordó la mano de Andrés tomando el cigarro, los labios carnosos acogiéndolo para exhalar el humo con placer. Incluso habiendo cajetillas llenas, siempre compartían un cigarro después del sexo, desde la primera vez fue así, los dos gustaban del vicio después del amor, retozando desnudos en la cama mientras la habitación se inundaba con ese olor familiar, Andrés la miraba y sonreía con humo entre los dientes, a veces la sesión de nicotina encendía el deseo, con una mano ocupada Andrés usaba la restante para hurgar en ella y lo hacían otra vez pero con más intensidad, como el fénix, incendiados de pasión renacían y el cigarrillo se terminaba pero la esencia impregnada en sus lenguas lo mantenía presente. Cuando en público compartían un cigarrillo ella recordaba y se excitaba al verlo, el tabaco guardaba un secreto de dos.
Fumando en esa cama recordó, y comenzó a tocarse, lento y cálido, su piel suave respondió al roce de sus dedos, que recorrieron del cuello a los pezones en donde se detuvieron trazando círculos, mojó sus llemas con saliva y metió una mano bajo sus pantaletas blancas, pronto abrió las rodillas y los labios, sonidos salieron de estos, el cigarro rodó por el suelo, la mente escapó por un momento y solo el placer inundo aquel cuerpo, puso mas fuerza en la mano que penetraba su cuerpo. Pensaba el Andrés sobre ella recordaba su cuerpo. Una explosión, un disparo interior largo. Le costó trabajo recuperar su respiración normal, y lo recordó otra vez, su mismo cuerpo era un recuerdo de el, este orgasmo que no superaría a los que Andrés provocó alguna vez, a los gritos, al placer. Cerró los ojos recordando aquellos momentos y sonrió. Las horas pasaron.
Los ojos lloraban, la mano que sostenía el cigarrillo temblaba, y un diminuto rayo de sol iluminaba sus rodillas, sentada en la cama la incertidumbre avanzaba sustituyendo la calma por ansiedad lentamente.
-No- se dijo.
Tenía que pensar, hallar un plan, tranquilizarse.
Debía empezar por recapitular, hacer una crónica de los hechos, lo que la había llevado a terminar en motel de carretera con pedazos de Andrés en una bolsa y con un hoyo negro en el estomago, en la incapacidad de mantener su cuerpo quieto, sintiendo los espasmos del mismo. Ordenó toda la calma que pudo.
-¿Cuándo había empezado esto? ¿En qué momento perdió el control?- No sabía el instante especifico. Cerró los ojos. Los engranes de su mente rodaron para llevarla al inició de su perdición.
Busco en su mente la primera imagen de él, no recordaba la primera vez que se vieron, estaba segura que anteriormente se había encontrado en la misma fiesta sin ni siquiera mirarse. Los primeros encuentros fueron casuales, en conciertos, reuniones, fiestas. En ninguno le inspiro más que una atracción moderada. Realmente nunca lo había mirado con detenimiento. La primera vez que se detuvo en él, fue por que el sonido de una guitarra atrajo su vista , en medio de una reunión cualquiera llena de conocidos, con gente hablando y ruido viniendo de todas partes, lo escucho por primera vez y ella se sentó en el piso con un vaso de whisky en la mano, lo contemplo tocando en medio del ruido, con los ojos cerrados sintiendo las cuerdas, la música. En ese momento la atracción creció, decidió que quería probar esa piel.
Amaba a los músicos, se había enamorado de sus guitarras hace mucho tiempo. Eso la llevó a él en primera instancia.
Abrió los ojos y se percató de que las manos ya no temblaban, tal vez el recuento aclararía su mente. Tomó su ipod y se coloco los audifonos, eso la ayudaría a recodar.
La primera vez que tuvieron sexo no fue memorable, un poco de nerviosismo tal vez, desconfianza de ambas partes. Lo que se quedo en ella fue aquel rostro lleno de sudor con el pelo largo revuelto y pequeñas gotas cayendo de este a sus senos. El tatuaje en la pelvis, los labios carnosos, la mirada intensa. Aquello grabado en la mente y fue suficiente motivo para repetir.
La segunda vez fue mejor, llena de fuerza, de placer, después de la segunda vez perdió la cuenta. Era solo sexo, así lo pensaba y sentía. Puro sexo y el mejor. Fueron muchas noches, sudor, placer, se acumularon las imágenes de él.
También las mañanas se apilaron en su mente. Un día en el trabajo después de largas horas frente al monitor cerro los ojos y trato de relajarse, tuvo una visión del rostro de Andrés y sonrío. Al abrir los ojos se sintió asustada.
-¿Por qué pensaba en el? ¿Lo extrañaba?- O su mente le jugaba bromas pesadas. Tomó el teléfono y le llamo, mientras el timbre sonaba miles de cuestionamientos venían a su mente.
-¿Dónde se encontraba? ¿Con quién?¿Acaso el pensaba en ella?¿La recordaba?¿Veía su rostro también?-
Abrió los ojos, ese era el instante en que perdió el control. En que su mente y cuerpo le tendieron una trampa, rompió sus propias reglas, abandono cualquier sentido de autoconservación, y se abrió a entregar lo poco o mucho que tenía. Antes de percatarse de lo que sucedía, alguna cosa dentro de ella ya se había decidido por él.
Le pareció sorprendente y sonrió después de dar una fumada. Una sonrisa como aquella del niño que aprende a usar una caja de fósforos. Se dejó caer sobre ella una avalancha de fotografías mentales que retrataban los días pasados después de ese instante:
El en la cama dormido, en el piso de la sala tocando su guitarra, él fumando en la ventana, sobre ella, bajo ella tomando su mano, besando su cuello.
Las manos rodearon su cuello y lágrimas brotaron, las imágenes se seguían revelando una a una, las risas, sus labios, el cuerpo desnudo sobre la cama, los lunares de su espalda, los dedos de ella recorriendo lentamente las líneas de sus tatuajes. Las noches en la playa, los poemas al oído que le decía mientras el dormía, ahora todo giraba en su psique. Y por fin supo lo que debía hacer. Se levantó y comenzó a buscar en la maleta, con calma pero sin dejar de llorar, tomo el revolver y cargo el tambor con una bala y lo giro, se puso el cañón en la sien y jalo el gatillo. Un ruido ensordecedor dejó en silencio absoluto la habitación, y su cuerpo cayó al piso.